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Mira porque no logras adelgazar

Aunque perder la grasa es mucho más difícil que acumularla, para encontrar el éxito en tal empeño muchos de nosotros sólo tenemos que afrontar algunos pequeños problemas para lograr el éxito. Otros, sin embargo, lo tienen más difícil.

Como indicamos en las líneas superiores, si bien la pérdida de grasa no es fácil, los problemas con los que se encuentran las distintas personas son diferentes en función de muchos factores, motivo por el cual hemos de tratar de identificar, haciéndonos un breve cuestionario, cuáles podrían ser los factores que mayor incidencia negativa tienen sobre nuestro peso, para atacarlos con mayor dedicación y constancia.

De esa manera no habremos de asumir algunos sacrificios que pueden no ser realmente efectivos.

Ya que perder grasa es muy difícil, y mantener dicha pérdida es aún más difícil, hemos de conocer a qué nos hemos de comprometer para poder lograrlo. Porque hemos de tener presente que nuestro cuerpo no funciona como una máquina quema grasa, sino como un depósito o reserva energética: así se toma él la energía que le vamos dando de más.

Y como además es mucho más fácil y divertido comer de más que de menos, a todo ello le tenemos que sumar que quemar las grasas acumuladas durante mucho tiempo requiere de un proceso largo, tedioso, sacrificado y continuo, por lo que hemos de hacernos consientes del grado de sacrificio que estamos dispuestos a asumir y una vez hechos a la idea, habremos de respondernos a las siguientes cuestiones, para que la pérdida de peso ser realmente eficaz.
Para empezar, podemos hacer una lista durante un par de días, al menos, de todos los alimentos que ingerimos a lo largo de nuestro período de actividad: tortitas en el trabajo por alguna celebración, galletitas, caramelos mientras vemos la tele en casa, etc., etc.

Apuntemos todo lo que comemos, todo, y veremos cómo podemos identificar una buena cantidad de extras sobre los que podemos trabajar.

Es una de las cuestiones más relevantes a la hora de determinar cómo adelgazar y quemar esos kilos de grasa que tenemos acumulados de tanto tiempo. En las comidas casi siempre están presentes los tres principios de hidratos de carbono, proteínas y grasas.

Nuestro cuerpo usará preferentemente los hidratos de carbono para su uso inmediato y tenderá a almacenar la grasa. De ahí que debamos hacer una partición temporal del índice graso presente en los alimentos, pues si, por ejemplo, incluimos una proporción de grasas alta en los alimentos que ingerimos a partir de la segunda mitad del día, nunca propiciaremos que el organismo use sus propias reservas grasas.

Por ello es fundamental que la distribución de los principios en las comidas siga un orden concreto: en la primera una mayor cantidad de carbohidratos y proteínas e ir disminuyendo a medida que avanzan las comidas, la proporción de carbohidratos, añadiéndole más cantidad de proteínas y verduras a medida que nos aproximamos a la cena. De esta manera propiciaremos que el cuerpo tire de las grasas que acumula hasta la próxima comida, que deberíamos intentar espaciar lo más posible. Es decir, cenar como muy tarde a las siete de la tarde y dejar pasar al menos 16 horas hasta el desayuno, así estimulamos el consumo de las grasas acumuladas.

Pero si nos permitimos el lujo de golosinas a última hora del día es imposible que nuestro cuerpo tire de las reservas grasas para extraer la energía necesaria para su funcionamiento.
Ello dependerá obviamente de lo que entendamos por compromiso: para algunos, ir tres veces en semana al gimnasio es más que suficiente, pero para otros el compromiso sobre cómo adelgazar incluye un severo programa de entrenamiento diario de hora y media.

Si bien estos son ejemplo, es a nivel personal que hemos de decidir a qué nivel de compromiso nos vamos a atener, y en todo caso, llevarlo a cabo. Y tener en cuenta que no todos los cuerpos funcionan de la misma manera y tienen el mismo metabolismo, por lo que habremos de buscar la rutina óptima según nuestra constitución y según la pérdida de peso o disposición física que queramos lograr, si es que somos serios en nuestra pretensión de adelgazar.
Uno de los patrones que hemos de valorar convenientemente es si adecuamos nuestra dieta a nuestro cambio de peso.

A medida que vamos rebajando nuestro peso, el equilibrio o balance de nutrientes ha de ser más preciso, y, aunque lo mejor sería que un profesional nos hiciese una tabla lo más precisa posible, en general un balance correcto para seguir perdiendo peso es que los carbohidratos constituyan el 40 %, las proteínas el 30% y el resto (30 %) de grasas buenas, sin olvidar las indicaciones anteriores acerca de las proporciones de dichos nutrientes según horarios de comidas.
En el supuesto de que a pesar de estar llevando a cabo un serio programa de adelgazamiento, no logremos rebajar nuestra grasa corporal de una manera proporcional al dicha dieta, tal vez habríamos de comprobar antes de seguir torturándonos, si quizá padecemos un síndrome de resistencia a la insulina, enfermedad hormonal que impide procesar los carbohidratos de manera adecuada, por lo que éstos se van acumulando finalmente como grasa y es prácticamente imposible reducir el nivel graso de nuestro cuerpo.

De cualquier forma, este síndrome se acompaña de otros síntomas como pigmentación de la piel, fatiga, hinchazón e historia familiar de inferlilidad o diabetes tipo 2. No se alarme, y tampoco tienda a achacar a dicha posibilidad su dificultad para perder peso. Tal vez no haga demasiado ejercicio.

En cualquier caso, si es serio en su disciplina y no lo consigue, podría tener que consultar con su médico
Hay quien se pregunta acerca de la utilidad de los frutos secos y cómo adelgazar si los usamos. Por ejemplo, las nueces contienen bastante grasa, pero la mayoría es insaturada, de manera que no aumenta el colesterol y el cuerpo la usa mucho más para quemarla y usarla como energía que la saturada. Hay muchos estudios que indican la relación entre la ingesta de 30 gramos diarios de nueces y su ayuda a la hora de controlar el peso corporal.

Y en cuanto a nuestra despensa, aprovechemos, si queremos continuar con nuestra disciplina sobre cómo adelgazar, para tirar todo aquéllo que represente un riesgo dietético, y renovémosla con alimentos idóneos a nuestra disciplina. Y con todo ello, veremos que nuestro proceso de adelgazamiento prosigue, tal vez más lentamente, pero de manera firme.
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